Sinuhé, el Egipcio de Mika Waltari

Este es mi primer post luego una larga parada, que incluye desánimos por escribir, veré y veras si mi mano se  ha secado.

Antes de lo que viene, quiero Agradecer (con “a” Mayúscula) a la Señorita E, por prestarme este libro, pues no es mió, no le saque copia porque no lo merece, es una buen novela historia que merece tenerlo en original y con hojas blancas si es posible.

Es una gran historia, literalmente (mas de 600 Pág.) y metafóricamente hablando, que te engancha de inicio a fin, o cerca del final, además tiene personajes fascinantes cada uno en su propio mundo, el lenguaje por momentos es un poco empalagoso sin fondo, pero es una novela histórica, se le perdona.

Uno de los momentos mas fascinante que nunca podré olvidar es la escena de la búsqueda de Minea la cueva ubicada en Creta, el lenguaje es justo y preciso, sin adornos demasiados pomposos, y lo mejor es que cumple las expectativas previstas por un lector del siglo XX o XXI ateo.

Hay una relación muy conmovedora de vino – verdad, que es muy usada por el escritor para revelarnos la humanidad de algunos personajes que al final son muy valiosos para los objetivos de la novela, un objetivo de desilusión, según mis ideas, de un mundo que no aparenta tener solución a los problemas mas epidérmicos.

Las primeras imágenes que se te quedan de los primeros capítulos en que es la historia típica del antiguo Egipto; «en una pequeña cesta calafeteada con pez navega por el nilo un recién nacido al que su madre dará el nombre del héroe legendario: sinuhé», recuerdo esto en alguna película famoso de algún país de norte, y con el transcurso este tal sinuhé se convierte en medico que sirve de excusa perfecta para relatar al lector el contexto histórico que vive ese Egipto; desde batallas, costumbres, pleitos reales, siempre que el personaje principal, ósea sinuhé, resulta medio baladí para el lector, y no le de mucha atención hasta el final en donde tiene un crisis existencial.

Pero en una retrospectiva de la obra, entendí al fin la genialidad de esta novela y como es perfectamente aplicable por los idealistas de hoy. Me quedo con una sensación de satisfacción a pesar de la desilusión que me domina por segundos al recordar esta libro, que no lo volvería a leer por propio gusto, es la satisfacción de saber que valió la pena gastar en algo muy útil mi corto tiempo de vida.

Desilusión, el final es eso, una desilusión fofa y predicable gracias a las primeras paginas del libro, creo que la idea del autor es transmitir ese sentimiento, haber vivido en el periodo de entre-guerras debió de ser muy desalentador después de la segunda guerra mundial, si leemos un poco de la vida de Mika encontramos esa misma desilusión.